Tu eres un antiguo viajero

Tu eres un antiguo viajero
Somos viajeros en el mundo

Quién eres tú?

Debo prepararte, amigo mío, para que conozcas un poco de tú propia y verdadera esencia, porque tú tienes una falsa creencia de lo que en realidad eres. ¡Tú eres espíritu, y no polvo! Ahora, el planeta que habitas te ha presentado un “vestido” para que lo uses mientras lo vistas. ¡Tu verdadera esencia es luminosa. Es diáfana y radiante!

“Pero… - me dirás tú -, ¿Dónde está esa esencia que no puedo verla?

Y yo te respondo: Así como cuando al entrar de visita a una casa dejas tu abrigo colgado en el ropero, para ponértelo a la salida, así también al llegar a la tierra dejaste en el ropero del misterio tu “dorado abrigo” que te espera a la salida para el regreso a tu casa.


sábado, 7 de abril de 2012

Amigo mio

Transmuta el orgullo en humildad y entonces serás grande. Escucha con cariño e interés a cualquiera que te hable, no importándote su condición o su linaje y entonces encontrarás algo interesante en ese ser que te envía la vida; tal vez algo nuevo descubrirás en él o tendrás la oportunidad de darle el bálsamo del consuelo o la palabra que ilumine su sendero. No juzgues a nadie y nadie te juzgará. Solo la conciencia debe ser el juez, y por lo tanto, el único juez que juzgará a cada uno de los seres, encarnados y desencarnados, será su propia conciencia. Amigo mío: Profundiza y practica las enseñanzas hasta que éstas te hagan sangre de tu sangre. Y cuando adquieras el conocimiento de la divina ley, enséñalo a tus hermanos. No seas desagradecido con tu maestro y colabora con El. Limpia tu corazón y tu mente porque en la pureza reside el secreto de la verdad. Solamente en un corazón y en una mente limpios puede reflejarse el pensamiento puro de los excelsos espíritus que pueblan el universo y ese debe ser tu mayor anhelo. Medita en el silencio porque solo en el silencio de tu alma podrás oír la voz de la verdad. Que la paz profunda te envuelva y te dé la quietud completa a donde no llegan las pasiones. Y así, sintiéndote libre, tu pensamiento podrá elevarse a las alturas donde solamente fluyen las corrientes del espíritu divino. Fraternalmente,

Datos personales

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Ex vicecónsul de Colombia en la jurisdicción de Los Angeles, Sur de California, Arizona y Nuevo México adjunto a la Embajada de Colombia en Washington,DC.- Cátedratico de Derecho Parlamentario, Derecho Internacional Público y Privado, , Geopolitica Latinoamericana en Universidades de diferentes países Americanos.

EL MIEDO

EL MIEDO
El miedo te vence

Sé felíz y no desfallezcas

Sé felíz y no desfallezcas
La felicidad te despierta y te hace sentir vivo. Vés siempre con ella.

Los niños conocen la felicidad y cuando estamos grandes le damos la espalda

Los niños conocen la felicidad y cuando estamos grandes le damos la espalda
Busca al niño (a) que hay en tí.

ESCUCHAME

Sí, mi apreciado ciudadano del mundo .

Comprende que te trato como a espíritu que eres, y por lo tanto, para mí no tienes sexo ni color. Ya seas hombre o mujer, blanco, negro o amarillo, a ti, que me lees, te llamo hermano, es decir, te llamo con la palabra que santificó cristo en el calvario: Todos somos hermanos. La amistad es sagrada si ésta es sincera. Así, pues, escucha mi palabra que es sincera como el amor.- SÍ: ¡Eres espíritu!- ¿Pero, qué hago aquí en el planeta tierra¿- Me preguntarás.- Pero si yo no estoy satisfecho con mi vida actual, ¿Cómo pude haber escogido este género de vida?Yo te contesto: Tu ignorancia te hace sufrir; mas te daré un rayo de luz APRA que ilumine tu conciencia: existe una ley eterna, inmutable como el mismo Dios: la Ley de causa y efecto.

Lo que éstas recogiendo en este momento de tu eternidad lo sembraste >Tú mismo en vidas anteriores. O quizás en esta misma vida. Por eso te dije “Aquí te encuentras por propia voluntad”, ya que ahora eres el resultado de lo que fuiste antes. Pero al encerrarte en el cuerpo físico que ahora vistes, un velo cubre tu pasado. Este es un secreto del padre celestial que así, en su infinita sabiduría, te evita un retroceso en el progreso de tu marcha evolutiva, ocultándote algo que quizá te llenaría de espanto.Ahora, amigo mío: ¡Que la luz sea contigo!

Yo te invoco de las alturas las corrientes de armonía, justicia, fe y amor, para tu espíritu abatido.¿He dicho “abatido? Sí, por que tu misma ignorancia te llevó a ese estado pesimista en que te hallas. ¡No te rías! ¡No te creas sabio! Que si te digo la verdad, podrás sonrojarte, pero deberás afrontarla con valentía. Tu estas obligado a apreciar la vida por medio de tus sentidos físicos, por lo imperfectos que son, sujeto al engaño y a la ilusión. Cuando te crees “rico” porque posees bienes terrenales, quizás eres más pobre que un mendigo. Cuando te crees en posesión de la verdad, andas tal vez con el error codo a codo.

Cuando has visto algo ciertamente sobrenatural crees q son alucinaciones; cuando en realidad son efectos de tu mente débil, crees haber visto espíritus. Y así, cuando te encuentres en el peor de los estados, nada sabes de lo que realmente hay detrás de ti. Pasea tu mirada, amigo mío, con serenidad, a tu alrededor y verás, cuando menos lo esperaste, a ti mismo o a uno de tos amigos, sumidos en profunda pena y sin saber qué hacer, súbitamente os aconteció algo que cambió en forma definitiva el rumbo de vuestro destino.Pero… ¡ten fe! Mas, preguntarás tu: “¿Y que es fe?”. Y yo te respondo: no es aquello que nos obliga a creer en algo sin ser visto. La verdadera fe es un fuerza viva, que puesta en movimiento produce un efecto positivo, real , palpable, porque “ la fe es la fuerza de la vida” Se trata de una ley de la naturaleza, o ley divina, que pocos conocen y ejercitada a conciencia es un tesoro de incalculable precio.

Es una fuerza como lo es el amor, el odio, el valor, la electricidad.Ejercítala hasta el límite y serás grande,Recuerda, amigo mío, que hablo a tu espíritu; por consiguiente abre tu oído interno para que oigas, y despierta tu ojo espiritual para que veas.Yo te ayudaré para que encuentres en ti mismo la razón de tu existencia pero a condición de que arrojes fuera de ti todo el pasado lleno de prejuicios y de errores. Ten presente que debes ser como un niño delante de su madre; tierno en el sentir y limpio de corazón.


¿que es la fe?

¿que es la fe?
La fe es la fuerza de la vida” Se trata de una ley de la naturaleza, o ley divina, que pocos conocen y ejercitada a conciencia es un tesoro de incalculable precio.

SOMOS VIAJEROS ESTELARES

SOMOS VIAJEROS ESTELARES
Desbes seguir evolucionando: Ese viaje te lleva a recorrer el universo.

arquitecto

arquitecto
Eres arquitecto de tu propio destino.

LA MENTE.. TRES EN UNA.

LA MENTE.. TRES EN UNA.
Los tres tipos de mente

¿QUE HACER PARA CONOCERTE A TI MISMO?

Apreciado (a) Amigo(a) Empieza por conocerte a ti mismo (a), por conocer al real y verdadero ser cuán fácil parece esto; pero en realidad es lo más difícil. Ya te estoy mirando internamente dentro de tu corazón. Y de éste sale una corriente vibrante de sinceridad, que la oculta esa otra escéptica que genera tu cerebro. Deja seguir el impulso de tu corazón y oye su voz. Síguela sin titubeos. No permitas al enemigo oculto, a tu viejo hábito agazapado en un rincón del subconsciente y siempre listo para hacerte desviar, que con encantos aparentes arroja sobre tu corazón un disimulo engañoso. Tu corazón debe mandar! Obedécele!

Analízate sin contemplaciones, como si fueras un extraño. Como si fueras otra persona distinta a ti. Procura limpiar tus llagas frotándolas duramente con la esponja de la razón, humedecida con el agua milagrosa de la verdad. Deja que corra la sangre arrastrando hacia fuera sus impurezas. Mírate cara a cara, y entonces tu rostro se iluminará.

No seas hipócrita. Deja ese camino torcido del disimulo y la falsía. En muchos personajes del mundo espiritual tienes el ejemplo de la sinceridad íntima. Como éllos, vete al desierto, es decir, solo con tu conciencia, y azótate y permite que el solo abrasador de la verdad tueste tus sentimientos con los rayos del amor y del conocimiento, con la perfecta sabiduría.

Te hablo, amigo mío, del solo que reside en ti mismo. De esa chispa divina que es necesario soplar con las brisas del bien, de la moral, de la justicia, para que forme una llamarada que crezca hasta confundirse con la llama eterna del dios universal.

La voluntad de ese gran guía debe acompañarte para que puedas permanecer en el “desierto”, ala intemperie, resistiendo las tempestades de las pasiones humanas. Ellas soplarán más y más fuerte sobre ti y tratarán de doblegarte como a la palmera el huracán: pero entonces, eleva el pensamiento y afírmate en ti mismo, en tu voluntad de acero, como lo hiciera el espíritu recto y justiciero del bautista.

Combate contra ti mismo. Te conviene transmutar tus viejos hábitos viciosos en acciones nobles, pues aquéllos son hijos de una misma fuerza, aunque diferentemente encauzada. Pero tú, de ahora en adelante, como dueño y señor de tu destino. La encaminarás por la senda del bien.

Amigo mío: ¿Cuál es la razón que te asistió para haber cometido adulterio?
¿Por qué hiciste daño a quien te quiso? ¿Qué motivo tuviste para tomar lo que note pertenecía? ¿Por qué romper la armonía entre personas que se aman? ¿De dónde brota ese egoísmo que te sujeta a la envidia con ceguera funesta?.. ¿A que se debe ese deseo de venganza?.. ¿Y por qué sé cometen tantos crímenes que abaten al espíritu encarnado, sumiéndolo en la degradación, desde la mentira sin importancia aparente hasta el delito brutal?

Tal vez no sabías que todo esto procede de una misma fuerza oculta, y que es indispensable transformarla. Es una misma la corriente que en algunos casos va saturando de bondad la sena por donde pasa, y en otros, al revés, va dejando una estela de perversión y de ignorancia.

Sin embargo, amigo mío, ahondando en el conocimiento espiritual, encontrarás que es cierto lo que te digo. Todo es uno en el universo. El gran espíritu de Dios lo abarca todo: desde la hoja que el viento arrastra, o desde el átomo diminuto e imperceptible, hasta la estrella gigantesca que tus ojos interrogan en el firmamento.

El secreto de los que triunfan estriba en la acertada aplicación de este conocimiento. Saben que en todas las acciones humanas (pensamiento, palabra o acto) es una misma la fuerza que actúa, empleada para el bien o para el mal. Tal como si aplicaras la corriente eléctrica que circula por un alambre conductor para iluminar tu alcoba, o para quitarte la vida. Empleas la misma fuerza, pero con fines diferentes. Así ocurre con la fuerza espiritual, que todo lo sostiene y anima. La fuerza volitiva de los que tuvieron éxito en la vida es la misma fuerza del espíritu, enfocada plena y eficazmente hacia un fin determinado con miras grandes. ¡En ti está esa fuerza! ¡Cambia tu destino! ¡Tú puedes dominarlo! ¡En ti está todo! ¡Conócete! ¡Levántate como un nuevo Lázaro de la sepultura fétida de tus pasiones y debilidades, y sal a respirar el aire puro de la virtud, que te ofrece un panorama distinto, hermoso, pleno de abundancias morales y de satisfacciones! Ven conmigo de la mano, y pasearemos juntos por los jardines floridos de la eternidad, gozando del paraíso.

Esto no es una ilusión: ¡Es la realidad! Es el reverso de la medalla. Es lo que se te oculta por tu carencia de deseos y de fuerzas conscientes para penetrar en el sendero del espiritualismo. Pero cuando abras los ojos internos, te convencerá. Y entonces, sufrirás por aquellos espíritus rezagados, carentes de voluntad para abandonar el sudario de la muerte, de las pasiones y los vicios. Para aquellos también resplandecerá la gloria de Dios, cuando adquieran por propio esfuerzo el conocimiento, y puedan ver con los ojos del espíritu

Viajero

Viajero
Te queda mucho camino que recorrer.

El miedo en los niños

El miedo en los niños
El miedo en los niños los marca en su vida adulta.

Somos Luz

Somos Luz
El ropaje se deja y la escencia se va hacia la luz.

El pensamiento te dá las formas y colores.

el amor

el amor
El amor se muestra en la belleza que te rodea

OTROS MUNDOS

OTROS MUNDOS
Muy pronto cambiaras de mundo y estarás con otro ropaje



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El concepto de espiritualismo desde el punto de vista cientifico

El llamado espíritu positivo, que se inició con A. Comte, al identificar filosofía y ciencia, ha llevado consigo, a partir de la segunda mitad del s. XIX, la cancelación del concepto mismo de filosofía.

Este afán reductor de todo lo humano, incluso sus manifestaciones superiores, a hechos naturales, y de estudiarlo con el método de la ciencia positiva trae consigo: la imposibilidad de toda pretensión de una ciencia autónoma, distinta de la natural, con método propio, y la negación de los hechos más propiamente humanos como la /libertad, la interioridad, la trascendencia de la persona, su apertura a Dios.

Contra este reduccionismo reaccionan una serie de pensadores que suelen agruparse bajo el nombre común de espiritualistas. Lo que les une a todos ellos es su afán por rescatar la irreductibilidad del hombre a la naturaleza olvidada por los positivistas. Para llevar a cabo este programa, individúan una serie de eventos que revelan la consistencia propia del mundo del espíritu, irreductible a la simple naturaleza y necesitando de un método propio para su esclarecimiento.

Sería erróneo mantener que el positivismo hubiera pasado por alto los hechos humanos, sus productos (arte, moral, religión); pero su afán por conocer para controlar llevaba a mantener que, incluso a esta esfera, no distinta de la natural, se podía acceder con el proyecto de la ciencia natural. «Nada existe o puede existir, tanto en el espíritu como en la naturaleza externa, que no sea un hecho o un conjunto de hechos, sometidos a leyes y determinado por estas leyes».

Obviamente en este proyecto no tienen cabida aspectos como el finalismo de la naturaleza, la libertad de la voluntad humana en la historia, los fines o valores trascendentes propios de la esfera moral y religiosa. Si se da cuenta de ellos no podemos salirnos de los límites trazados por la ciencia.

El espiritualismo, por el contrario, centrará todas sus energías para dar a estos hechos un estatuto propio. No ausente de interés religioso y moral, iniciará un camino a recorrer con medios olvidados por el positivismo: la auscultación interior o conciencia.

I. HISTORIA.

Parece ser que el término espiritualismo se atribuye a Cousin (+ 1867), aunque el contenido propio de la filosofía espiritualista goza de gran solera. Plotino con el retorno del alma a sí misma y san Agustín con su noli foras ¡re..., son hitos importantes en una tradición que encontraría continuidad en el cogito cartesiano, en el espíritu de finitud de B. Pascal, en la experiencia interna y conciencia de los románticos, en la experiencia interna de los empiristas. Conceptos, todos ellos, que ponen de manifiesto una actitud, por la cual el hombre toma como objeto de investigación su misma interioridad.

El espiritualismo propiamente dicho se considera continuador de esta tradición, que coloca en el centro de su reflexión la conciencia, como alternativa frente a la naturaleza o exterioridad. El punto de partida es la especificidad del hombre. Esta especificidad hace que el hombre escape del reduccionismo puramente impositivo, lo que conlleva, a su vez, una crítica al intento positivista de reducir lo real a lo físico y la filosofía a ciencia natural.

Esta se distingue de la 'ciencia por los problemas que trata, por los resultados que obtiene, por los procedimientos que adopta. Enfrentados al positivismo por su naturalismo y desprecio de los ideales morales y de los valores trascendentes, igualmente han de hacer cuentas con el Idealismo romántico que ¡dentifica al Infinito con lo finito, defendiendo la trascendencia al /Absoluto.

Dios, en cuanto espíritu absoluto, y el hombre, en cuanto espíritu finito, son los polos de atracción de la filosofía espiritualista. «El hombre es espíritu ya que es la única actividad que merece este nombre. Efectivamente, mientras cualquier otra actividad material es causada y sufrida, el hombre es actividad causante y agente» (L. Lavelle).

El espíritu es irreductible a cosa, objeto, subsiste en virtud de su mismo ejercicio, es libre iniciativa y comienzo de sí mismo. Él se crea en cada instante y, produciéndose a sí mismo, «produce también las cosas, así como el sentido de las cosas». El mecanismo es sustituido por un finalismo que permite reconocer, en cierta medida, la realidad del mecanismo y, al mismo tiempo, considerarla subordinada a un designio superior que autoriza a concluir con la existencia de un principio ordenador del mundo. La exigencia de establecer este principio es otro de los aspectos fundamentales del espiritualismo.

II. PRINCIPALES REPRESENTANTES DEL ESPIRITUALISMO.

La corriente espiritualista tiene amplia repercusión en toda Europa (Alemania, Inglaterra, Italia), no obstante haya sido en Francia donde ha tenido mayor eco.

La filosofía francesa, según L. Lavelle, es por excelencia una filosofía de la conciencia. Montaigne inicia esta forma de filosofar que consiste en una actitud de recogimiento interior, de indagación de la propia espiritualidad. Esta tradición gala sólo se interrumpirá con el Iluminismo; pero pronto, a comienzos del s. XIX, Maine de Biran recuperará esta forma de pensar. Para los espiritualistas, este será un maestro de quien todos ellos se declaran deudores. Figura enigmática es J. Lequier (+ 1862), de vida corta en días, pero larga en desventuras y tormentos, que acabó sus días en un trágico anegamiento. No publicó nada, ya que nunca terminó ninguno de los escritos iniciados. Su amigo C. Renouvier -a quien debemos el término personalismo- le publica en 1865 una serie de fragmentos con el título común: Investigación de una primera verdad. El problema sobre el que versa la filosofía de Lequier es la relación entre la necesidad y la libertad.

La libertad es el postulado fundamental de la ciencia, que muestra el orden o la uniformidad de la naturaleza. Ahora bien, un /determinismo absoluto y sin límites es absurdo. Si todo fuera necesario, caería toda pretensión de cualquier moral. Más aún, la ciencia misma no puede tratar de distinguir la /verdad del error.

Debemos admitir, pues, otro postulado; la libertad y el postulado de la conciencia. «El hecho: yo busco implica el hecho: yo soy libre. Es mi conciencia libre la que elige buscar y el hombre es libre porque es patrón del posible» (...). «Si yo soy libre, soy un ser responsable (...) ¿ante quién?... Como persona responsable, no puedo ser responsable más que frente a otra persona que debe ser absoluta. Yo puedo atribuir a esta otra persona irresponsable solamente las perfecciones que son finitas en mi persona responsable, y que deben ser infinitas en el ser a quien llamaré Dios, persona irresponsable». Otros clásicos del espiritualismo francófono son E. F. Amiel y C. Secrétan, que centran su reflexión en el tema de la libertad condicionada, que depende de un ser incondicionado y absoluta libertad. Ese ser es Dios, el ser absolutamente libre: «Yo soy lo que quiero», esta es la definición de Dios. También E.
Boutroux; el título de su primer escrito es pragmático: La contingencia de las leyes de la naturaleza. La polémica antipositivista llega hasta la misma raíz del positivismo: su concepto de ley natural. La variedad de realidades sobre las que versa la investigación científica no es reductible ni a una uniformidad ni a una necesidad mecánica. La ascensión en la realidad, es ascensión en un grado de originalidad y de novedad respecto del inferior y no puede, por tanto, ser explicado por esta.

A esta no necesidad de lo anterior Boutroux lo llama /contingencia. El efecto no es proporcionado a la causa. En el último grado nos encontramos con la vida espiritual, que no puede provenir de la materia; lo mismo dígase del orden moral. En los grados inferiores, la ley oculta al ser. Crecer en el ser es crecer en la libertad. A un ámbito superior pertenece la religión. La ciencia no puede mínimamente oponerse a la fe religiosa, ya que el objeto es diverso. La religión no se propone explicar los fenómenos, y por esto no le afectan los descubrimientos científicos referidos al origen y naturaleza de las cosas, «para la religión los fenómenos valen por su significado moral, por los sentimientos que sugieren, por la vida interior que expresan; ninguna explicación científica puede despojarlos de este carácter». La religión se funda en dos dogmas fundamentales: la existencia de un /Dios viviente, perfecto, omnipotente, y la comunión entre Dios y el hombre.

En su intento de criticar al positivismo desde dentro, Boutroux cae presa de sus mismas redes; si la conciencia es pura interioridad espiritual esto le imposibilita una compresión de la existencia misma y de la ciencia, en cuanto dirigida a la exterioridad natural. Tampoco hay conciliación entre espíritu científico y espíritu religioso; este absorbe, sin más, a aquel.

Por su parte, O. Hamelin, sistemático y racionalista, se presenta como idealista, pero no tiene ninguno de los rasgos históricos del idealismo positivista. Él representa una dialéctica, pero una dialéctica de lo finito, que considera el desarrollo de las determinaciones finitas hasta la conciencia humana como tal; este desarrollo no se identifica con el del /Infinito, o sea, de la Razón absoluta; termina con el reconocimiento de un Dios trascendente, fuera y más allá del desarrollo mismo, y concebido al modo de Leibniz, como centro de unificación de las conciencias finitas.

1. La filosofía de la acción: M. Blondel. Dentro del espiritualismo, que entiende la filosofía como una auscultación interior o repliegue sobre uno mismo, merece un relieve especial la llamada filosofía de la acción. El objeto de su investigación es la conciencia, ahora caracterizada como voluntad, actividad y acción, más que como facultad contemplativa o teorética. Al igual que el espiritualismo, la filosofía de la acción es eminentemente religiosa. El iniciador de esta forma de hacer filosofía es J. E. Newman, quien mantiene que una idea, cuando es verdaderamente viva y útil, no es una simple posición intelectual, sino que arrastra consigo a la voluntad y, en general, a la actividad práctica del hombre.

También destaca L. Ollé Laprune; su principal obra es La certeza moral (1880). En ella mantiene que el predominio en la vida del espíritu corresponde a la voluntad. En el pensamiento más abstracto, la voluntad está presente como preferencia y elección, porque solamente ella determina la atención y así estimula y sostiene el pensamiento. Discípulo destacado de Ollé Laprune y figura principal de este grupo es M. Blondel. Su obra
La acción, ensayo de una crítica de la vida y de una ciencia de la práctica, es un intento de reconstruir la realidad total en todos sus grados, sobre la base de un único motivo dialéctico; pero, a diferencia de Hegel, Blondel cree que la dialéctica real es la de la voluntad, no la de la razón. La obra se abre con aquel famoso interrogante: «Sí o no: ¿tiene la vida humana un sentido? Sí o no: ¿tiene el hombre un destino?». Para responder a este interrogante hemos de ir a la vida misma.

Más aún, si nosotros interrogamos a la vida e intentamos describirla, entonces debemos convencernos de que «hay que transportar la acción al centro de la filosofía, ya que allí se encuentra el centro de la vida». La experiencia humana no está tipificada por la razón, sino por la acción. El hombre actúa y no puede no actuar.

Es en la acción donde él expresa lo más profundo de sí mismo, su voluntad, y es precisamente desde la acción desde donde la filosofía debe buscar la orientación, el fin inmanente de la misma. El núcleo central en torno al cual se articula la acción es dado por la dialéctica de la voluntad. El resorte del desarrollo no es la contradicción, sino el contraste entre la voluntad que quiere y su resultado efectivo, ante el acto de querer y su realización. Este contraste constituye la insatisfacción perenne de la voluntad y el resorte inmanente de la acción. Los términos del problema son netamente opuestos.

De una parte, todo lo que domina y oprime a la voluntad; de otra, la voluntad de dominarlo todo o de poderlo ratificar todo, ya que no hay ser allí donde existe solamente constricción.

La filosofía de la acción parte de este conflicto, muestra las soluciones parciales, que alcanza poco a poco su incesante resurgir y su definitivo aplacamiento (descanso) en lo sobrenatural. La vida, pues, se desarrolla en un contraste nunca aplacado entre el poder de la voluntad que la solicita sin descanso hacia nuevas acciones, y los resultados factuales de este esfuerzo. «Las metas alcanzadas son siempre inadecuadas, siempre existe una desproporción entre lo que somos y lo que tendemos a ser.

La voluntad querida se pone como un objeto frente a la voluntad que quiere y esta resucita constantemente, ya que, no siendo nosotros aún los que queremos, estamos en relación de dependencia frente a nuestro verdadero fin». Según esto, la acción es una iniciativa a priori, que crea por sí misma las condiciones y los límites por los cuales aparece determinada a posteriori.

La acción voluntaria provoca, en cierto modo, la respuesta y las enseñanzas del exterior, y estas enseñanzas, que se imponen a la voluntad, están, con todo, implícitas en la voluntad misma. La acción no puede quedar satisfecha con lo que ha realizado, el hombre no puede querer lo que ya ha querido, si esto se identifica con sus realizaciones en el mundo finito. Es necesario, por tanto, que, de alguna manera, pueda el hombre querer, es decir, alcanzar un término en el cual la voluntad y su realización se adecuen perfectamente. Para que aquel esbozo de ser que está en el fondo de la voluntad humana complete y tome forma, es menester que el hombre renuncie a sí mismo y se trascienda. La acción pasa así del orden natural al sobrenatural y afirma exultante este último. Este reconocer en la naturaleza finita del hombre las exigencias de Dios se denomina método de la inmanencia. Se trata de un método que, desde la inteligencia del orden natural, hace brotar la necesidad del sobrenatural.

2. La evolución creadora. También, dentro de la corriente espiritualista, podemos situar a H. Bergson. En su filosofía se mezclan motivos del espiritualismo antiguo y de la tradición introspectivo-espiritualista francesa, con temas del evolucionismo de Spencer y con una crítica sin paliativos al dogmatismo positivista. En el trasfondo de la filosofía de Bergson está la defensa de la creatividad y de la irreductibilidad de la conciencia o espíritu, contra cualquier tentativo reduccionista de impronta positivista. Su originalidad está en la autoapropiación que hace de los resultados de la ciencia y la no minimización de la presencia del cuerpo y la existencia del universo material.

Negar el peso de la materia es condenarse a un espejismo. Por otra parte, la conciencia o vida espiritual es irreductible a la materia; ella es una energía creadora y finita, continuamente amenazada por condiciones y obstáculos que pueden bloquearla y degradarla. En pocas palabras, el pensamiento de Bergson es una filosofía que intenta ser fiel a la realidad, cosa que el Positivismo no logra. Un dato concreto que demuestra que el Positivismo no es fiel a los hechos, está en la mecánica, que escapa al tiempo de la experiencia concreta. El tiempo de la mecánica es un tiempo especializado, reversible; los momentos son externos. El tiempo de la conciencia es duración: El yo vive el presente con la memoria del pasado y la anticipación del futuro. Este tiempo es duración vivida, irreversible y nueva en cada instante. Según esto, pretender, como hacía el positivismo, juzgar todos los hechos con el mismo método es condenarse al fracaso. La duración, propia de la conciencia, está íntimamente unida a la otra realidad: la libertad. De nuevo se ve el no rotundo al determinismo positivista. Igualmente surge el problema de la relación cuerpo espíritu, abordado en su obra Materia y memoria.

Bergson rechaza tanto el paralelismo psicofísico (los estados mentales y los estados cerebrales son dos modos diversos de hablar de la misma cosa), como el evolucionismo materialista (los estados mentales son epifenómenos, simple función del cerebro). La memoria asume el cuerpo de cualquier percepción en que él se inserta y la percepción viene reabsorbida por la memoria y se hace pensamiento. El cuerpo tiene la función de limitar, en vistas a la acción, a la vida del espíritu; pero el espíritu que crece continuamente, nos empuja hacia el futuro. La vida es crecimiento del espíritu a través de sus contradicciones materiales, contradicciones que el espíritu reabsorbe en la propia duración. La evolución creadora permite ir más allá de las dificultades del mecanicismo y del finalismo, ya que la vida es una realidad que se separa netamente de la materia bruta. La vida, en suma, es evolución creadora, creación libre e imprevisible, empuje vital que no tiene que distanciarse para extenderse. La materia no es otra cosa que el momento de parada de este empuje vital. La vida es aquel empuje por el cual ella tiende a crecer en número y en riqueza por multiplicación en el espacio de formas y complicación en el tiempo. Se trata de una continua creación de formas, donde lo que viene después no es efectivamente una simple recombinación de los elementos que existían antes; ella es una acción que constantemente se crea y se enriquece. La materia es un reflujo del impulso vital que, a partir de una originaria unidad, se irradia y recae en una multiplicidad de elementos, cuyo impulso y creatividad van apagándose. Vida y materia están en la base de la evolución. La historia de tal evolución es la historia de la vida orgánica en sus esfuerzos continuos y tentativas incesantes para liberarse de la pasividad e inercia de la materia.

La vida orgánica intenta ascender aquella pendiente que la materia es proclive a descender. El impulso vital que se frena en el resto de las especies vivientes, concentrándose en la repetición fija de comportamientos siempre idénticos, en el hombre supera los obstáculos, experimentándose en la humana actividad creadora, cuyas principales formas son el arte, la filosofía, la moral y la religión, temas desarrollados en su última obra: Las dos fuentes de la moral y de la religión (1932). La /religión auténtica es la religión de los místicos. Y de místicos, subraya Bergson, tiene hoy necesidad la humanidad. Esta, a través de la técnica, ha aplicado la propia iniciativa sobre la naturaleza, y de tal suerte, que el 'cuerpo del hombre se ha engrandecido sin medida. Bien, este cuerpo engrandecido «espera un suplemento de alma, y la mecánica exige una mística».

Este suplemento de 'alma es necesario para curar los males del mundo contemporáneo. Y no es imposible, ya que el misticismo, incluso cuando presuponga un hombre genial y en cualquier modo privilegiado, vive en el ánimo de todo hombre: «Si la palabra de un gran místico (...) encuentra un eco en uno de nosotros, ¿no es porque hay tal vez en nosotros un místico oculto y que espera sólo la ocasión para revelarse?».

BIBL.: BERGSON H., Oeuvres, PUF, París 1970; BLONDEL M., L'Actión. Essai d'une critique de la vie et d'une science de la pratique, PUF, París 1973; HEGEL G. W. F., Fenomenología del Espíritu, FCE, 1991'; GUITTON J.BOGDANOV I., Dios y la ciencia. Hacia el metarrealismo, Debate, Madrid 1994; LAÍN ENTRALGO P, Cuerpo y alma, Espasa-Calpe, Madrid 1992; MONTENAT C.-PLATEAUX L.ROUX P, Para leer la creación en la evolución, Verbo Divino, Estella 1985; RUIZ DE LA PEÑA J. L., Las nuevas antropologías. Un reto a la teología, Sal Terrae, Santander 1983.